Migraña

La migraña o jaqueca es un tipo de cefalea  que tiene como principal síntoma el dolor de cabeza. Por norma general son más intensas en uno de los lados (hemicraneal), se percibe como un dolor pulsátil y que va en aumento en cuestión de minutos. Duran de 4 a 72 horas.

Trascurrido el episodio de migraña puede permanecer una sintomatología residual o «resaca» en la que la persona se encuentra más cansada de lo habitual, embotada mentalmente, con necesidad de dormir y  malestar o dolor en el cuello.

Puede presentarse con aura (menos frecuente) o sin aura. El aura es una expresión clínica que provoca alteraciones sobre todo en el campo visual (destellos de luces móviles o en zig zag,  hipersensibilidad a la luz…). Generalmente se producen antes del episodio de jaqueca  y dura entre 20 – 60 minutos.

Los criterios  diagnósticos de la migraña sin aura según la IHS (International Headache Society), incluyen

A. Al menos 5 episodios que cumplan los apartados B-D

B. Duración de los episodios entre 4 y 72 h (sin tratamiento)

C. Cefalea con al menos dos de las características siguientes:

  •  Localización hemicraneal
  •  Calidad pulsátil
  •  Intensidad moderada-grave
  •  Empeora con el ejercicio físico

D. Al menos uno de los siguientes episodios durante la cefalea:

  •  Náusea, vómitos o ambos
  •  Fotofobia

Respecto a los  factores desencadenantes  parece que las variaciones repentinas en los niveles hormonales, falta de sueño o cambios en los patrones de sueño, el alcohol,  saltarse comidas (ayuno), fumar, el estrés físico o mental, la depresión,  la abstinencia de cafeína, los ruidos fuertes o incluso algunos alimentos están directamente relacionados.

 Se calcula que en España hay cerca de 4 millones de personas afectadas por esta enfermedad y según la frecuencia con la que se presenten puede resultar incapacitante.

Aproximadamente el 60 % de las personas que padecen migraña tienen antecedentes familiares. Se piensa que la predisposición genética juega un papel principal para desarrollarla.

Por otro lado, diferentes estudios asocian diversos trastornos psicológicos  con la migraña. Entre ellos destacan: la depresión y la ansiedad.

Un ejemplo es el estudio realizado por M.D. Sevillano-García, R. Manso-Calderón, P. Cacabelos-Pérez sobre la comorbilidad en la migraña en depresión, ansiedad, estrés y trastornos del sueño en el que encontraron que el  60 % de los casos que participaron en el estudio existían factores psicológicos asociados:

Estos factores repercuten además en la duración, frecuencia e intensidad del dolor.

Otros datos aportados por el estudio muestran que  las mujeres con migraña tienen mayor riesgo relativo de sufrir depresión e insomnio respecto a los hombres. Además un 32% de los casos, en  mujeres, el factor biológico desencadenante o agravante más frecuente es la menstruación. En la modalidad de migraña con aura, los trastornos asociados fueron  la ansiedad y el estrés.

Los resultados obtenidos por otro estudio realizado por Kelman  “Headache and sleep: examination of sleep patterns and complaints in a large clinical sample of migraneurs.”  indican alteraciones en los patrones de sueño. La mitad de los participantes en alguna ocasión presentaban dificultad a la hora de iniciar o mantener el sueño (casi el 40% de ellos duerme una media de 6 horas o incluso menos) relacionándose también con un incremento de la frecuencia y gravedad de la crisis de migraña: un  72% de este grupo de personas expresan cefaleas al despertar.

Actualmente no existe una cura específica para las jaquecas. El tratamiento  tiene como finalidad aliviar la sintomatología asociada y aplicar medidas de prevención, sin embargo, los fármacos no siempre tienen una buena respuesta en el tratamiento sintomático de las jaquecas o presentan efectos secundarios.

Otro alternativa de tratamiento es la terapia cognitivo-conductual siendo su  objetivo principal la comprensión y modificación de las conductas asociadas al  dolor, así como  identificar factores estresantes  y aspectos psicosociales que lo agravan, modificar patrones negativos de pensamiento (sentimientos de autoderrota por el dolor)  y modificarlos por otras conductas y emociones positivas . También resultan de utilidad las técnicas de relajación. En el tratamiento de la migraña las técnicas más aplicadas y de mayor efectividad para prevenir y mitigar el dolor son: la relajación progresiva, la autógena y la relajación pasiva (meditación).

Además algunos alimentos pueden desencadenar una jaqueca. Entre los principales alimentos “prohibidos” (o que es mejor evitar ) se encuentran:

  • Chocolate, nueces, y productos lácteos.
  • El queso curado
  • Los hígados de pollo
  • Cualquier alimento que contenga Tiramina ( por ejemplo, el vino rojo)
  • Alimentos procesados, adobados, marinados o fermentados y carnes ricas en nitratos (carnes curadas, tocino, salamí…)
  • Cebolla

Cuando empiecen los síntomas de migraña se pueden tomar algunas medidas que ayudan a mitigar  los síntomas: descansar en una habitación oscura y sin ruido, aplicar un paño frío sobre la cabeza, utilizar técnicas de relajación y beber agua para hidratarse (sobre todo en casos en lo que la migraña provoca vómitos).

También puede ser  útil llevar un «diario» dónde anote toda la información relevante asociada a  los dolores de cabeza : días que se producen, la hora de comienzo , alimentos ingeridos las últimas 24 horas, duración  intensidad, tratamiento, si coincide con la menstruación, cuántas horas ha dormido, si está pasando por una época más estresante o no, que estaba haciendo cuándo comenzó el dolor, si la migraña va precedida de aura, lado de la cabeza en el que se manifiesta y cualquier otra información que considere que puede ser relevante .

En cualquier caso no se automedique y no dude en acudir a un especialista para su correcto  diagnóstico y  tratamiento.

Bibliografía y artículos interesantes para ampliar información:

  • Migraña: diagnóstico y tratamiento. Julio Pascual (Servicio de Neurología. Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Santander). Med Clin (Barc) 2001; 116: 550-555.
  • Tratamiento cognitivo conductual de la migraña en el adulto .María Elena Navarro Calvillo (Facultad de Psicología, Universidad Autónoma de San Luis Potosí, México).Actualidades en Psicología, 20, 2006, 1-21
  • Comorbilidad en la migraña: depresión, ansiedad, estrés y trastornos del sueño. M.D. Sevillano-García, R. Manso-Calderón, P. Cacabelos-Pérez. Rev Neurol 2007; 45 (7): 400-405

Sistema Inmunológico: Mente sana in Corpore Sano.

Menta sana in corpore sano.  ¿Quién no ha escuchado o mencionado esta frase en algún momento?,¿ Que verdad hay en ello?, ¿ Es cierto que si psicológicamente estamos deprimidos podemos enfermar?.

Creo que el problema principal de comprender la capacidad que tiene nuestro bienestar psicológico en influir en nuestra salud es que  se presenta lo psicológico-lo mental como si fuese  una parte intocable de nosotros. Vemos la mente como una integridad de «Nuestro Yo»  y  nos sentimos vulnerables.

Pero lo cierto es que el cerebro es un órgano más como el hígado, el corazón o los riñones. Lo mismo que el resto de órganos influyen en el cuerpo y si enferman  provocan enfermedades, el cerebro posee ese atributo, no es diferente ni tiene cualidades o propiedades mágicas  porque en él resida la base de nuestros pensamientos, emociones o conforme nuestro ser consciente e inconsciente.

Existe un feedback o retroalimentación entre todo nuestro cuerpo y el cerebro no está excluido, sin embargo, la palabra -Mente- ya de por sí tiene una connotación diferente. No se habla de cerebro sano in corpore sano sino de -Mente- asignándole una cualidad (bastante abstracta) que posee el cerebro.

Existen amplios motivos por los que la mente puede influir en la salud.  A veces es bastante complicado saber  cual se originó primero pero otras veces es el propio estado de ánimo el responsable de que acabemos poniéndonos enfermos y es en esta situación concreta en la que quiero centrarme.

El sistema inmunológico, es un complejo entramado de estructuras y procesos biológicos responsables de protegernos contra enfermedades.  Podríamos  decir que es nuestro mecanismo de defensa, un ejército, que lucha contra aquello que intenta atacar nuestro cuerpo. Es un sistema que además tiene memoria la llamada memoria inmunológica que es capaz de recordar a aquellos patógenos que nos hayan querido atacar y cuando vuelve a hacerlo está preparado para el ataque.

Cada persona viene con un sistema inmunitario innato a veces dotado con un gran equipo soldados” otras veces  equipado con un menor número. Esto es importante, ya que tenemos que tener en cuenta que no todas las personas tienen la misma capacidad para enfrentarse a las enfermedades pero en cualquier caso tenemos ciertas estrategias para mantenerlo entrenado y preparado para las adversidades.

Sí, el sistema inmunológico necesita cuidados. Necesita descansar y necesita ser alimentado. Es vulnerable a nuestro estilo de vida, a nuestras costumbres y hábitos  y existen muchos factores extrínsecos que influyen en el número y calidad de nuestros pequeños pero fuertes combatientes (factores intrínsecos).

Cuando estamos deprimidos nuestro hábito de vida es muy perjudicial para el sistema inmunológico y para nuestro estado anímico.  La alimentación, el sueño, la motivación a vivir, a pensar en proyectos y planes futuros se ven mermados y  nuestro sistema inmune pierde fuerza al igual que nosotros.  Al principio intenta luchar contra ese malestar psicológico pero si ese estado se prolonga en el tiempo provoca un desgaste y agotamiento inmunológico y acabamos desprotegidos  y enfermos.

Cuando pasamos épocas de estrés es raro que enfermemos, sin embargo, cuando  logramos relajarnos enfermamos ¿Por qué? La respuesta va en la misma dirección que lo explicado anteriormente.  Cuando estamos estresados nuestro sistema inmunológico activa la mayor parte de sus recursos. No obstante no puede  mantenerse funcionando al 100% durante mucho tiempo. Si lo mantenemos sin descanso por esa situación de estrés al cesar bajará su ritmo a niveles mínimos pues ha consumido gran parte de su energía y necesita recuperarse.

Para activar y reforzar el sistema inmunológico es imprescindible mantener una buena alimentación (alimentos ricos en vitaminas, comer frutas y verduras, productos lácteos fermentados como el yogur o el kéfir, beber al menos 2 litros de agua y evitar grasas monoinsaturadas). Así como hacer ejercicio, el cuál también influye en el sueño resultando más reparador (dormir entre 6-8 horas).

Es también muy importante no recurrir al consumo de fármacos ante el más leve síntoma (no automedicarse nunca).  Si ingieres fármacos con frecuencia, el sistema inmunológico se debilita. Dale tiempo a actuar y antes de medicarte consulta al médico. Tampoco es aconsejable tomar vitaminas y complejos nutricionales  sino te lo ha prescrito un especialista. Tan negativo resulta para la salud un exceso de vitaminas y nutrientes como su carencia. Su uso cuando no se necesitan provoca enfermedades o puede estar contraindicado.

Respecto al estado de ánimo no debemos olvidarnos de la importancia de mantener un hábito de vida saludable e incluso cuando estamos mal (problemas)  intentar dedicarle mas atención a  nuestro cuidado físico y mental  para prevenir que nuestro cuerpo enferme y se resienta por  nuestro estado de ánimo afligido.

Cuida tu cuerpo, tu mente lo agradecerá. Cuida tu mente y  tu cuerpo lo agradecerá.

«Mente sana in corpore sano” : Mens sana in corpore sano es una cita latina que proviene de las Sátiras de Juvenal. La cita completa es «Orandum est ut sit mens sana in corpore sano». Su sentido original es el de la necesidad de orar para disponer de un  espíritu equilibrado en un cuerpo equilibrado; no es, por tanto, el mismo sentido con el que hoy en día se utiliza: «mente sana en un cuerpo sano». (Fuente Wikipedia)