Setecientas mil ochocientas horas. He aquí el número de horas que vivimos si tenemos la suerte de morir con 80 años.
Teniendo en cuenta que dormimos una media de 7 horas al día nos pasamos durmiendo: 204.400 horas. Lo que relativamente activos permanecemos 496.700 horas.
Si a esto le descontamos 3 comidas al día de 20 minutos cada una de ellas. 1 hora al día. ¡29.200 horas las pasamos comiendo!
¿ A que queremos dedicar las 400.000 horas restantes?
Sigamos descontando… de los 25 a los 65 años de media con jornada laboral de 8 horas…100.000 horas trabajando.
Nos quedamos con 300.000 horas. Y si descontamos la etapa estudiantil desde los 3 años… estas horas se reducen otro tanto.
Pues si, el tiempo es oro y lo que hagamos con el tiempo libre depende solo de nosotros. El resto viene hasta cierto punto impuesto por la sociedad, el ritmo de vida al que nos someten, las normas … y no podemos olvidar las leyes físicas bajo las que nacemos, vivimos y morimos.
Cada problema prolongado es tiempo restado a otros pensamientos, sentimientos y emociones que nos hacen sentir bien.
Cada lagrima derramada, una sonrisa perdida en el tiempo.
Cada tristeza una alegría menos.
Cada segundo cuenta. Cada día es importante, irreemplazable y será un recuerdo.
Ser conscientes de ello solo nos conduce a un destino: disfrutar del tiempo aún con la paradoja de que el tiempo vuela cuanto más feliz percibimos un momento.
¿ A que quieres dedicar tu tiempo?